Hace unos días, el 21 de septiembre del 2016, para ser
exactos, nos quedamos sorprendidos con esta noticia:
En realidad, en Venezuela las cosas están tan de cabeza
que es difícil para los que vivimos aquí sorprendernos con algo; las 24 horas
de cada uno de los 365 días del año aparecen noticias que nos arrugan el corazón,
siembran el terror en nuestro cerebro y nos dan un corrientazo eléctrico de 5000 voltios que nos paran los pelos de punta.
Ya deberíamos estar acostumbrados a las noticias espantosas y cualquier
novedad debería simplemente hacernos subir las cejas y decir ¡Qué barbaridad! y
seguir con nuestra vida cotidiana: es decir, preguntarnos ¿dónde consigo
azúcar, harina, café...?
Esta noticia en particular
me estremeció, pero no fue ver a los bebés dormidos en sus cajas de cartón,
sino la respuesta del Gobernador de Anzoátegui lo que verdaderamente me
descolocó.
¿Cómo
es posible que, en nuestra Venezuela, esa que muchos consideramos el mejor país
del mundo por su gente, sus paisajes y este clima maravilloso (al menos en
Caracas), haya gente tan ruin, baja y descarada? ¿Cómo es posible que por asegurarse la
permanencia en un cargo político que le permita robar, este ser diga algo tan
depravado? Me pregunto si cuando sus
hijos nacieron (si es que tiene hijos) él habría aceptado que los metieran en
una caja de cartón como animalitos. Tal
vez él mismo “decoró” las cajas de cartón donde metieron a sus hijos, haciendo
alarde de una creatividad sin límites, de mal gusto, pero sin límites.
Esta
entrada de mi blog es una campanada de alerta para aquellos que todavía creen
que aquí los venezolanos estamos exagerando cuando decimos que la estamos
pasando mal. No, señores, no son
aspavientos, solamente contamos las cosas más horrendas, pero cada día vivimos
un calvario. Necesitamos ayuda. Nos estamos muriendo y lo más triste es, para
ponerlo en palabras del tuitero @LuisCarlos:
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