sábado, 7 de mayo de 2016

La oscurana

Todo empezó con absoluta normalidad.  Con esa calma que precede las peores tormentas y que te deja completamente desprevenido de lo que se te viene encima.

Ese lunes 2 de mayo regresaba apurada del Jazz a terminar el almuerzo para sentarme a traducir un texto para un gran amigo tuitero.  Me interesaba salir cuanto antes del almuerzo y ponerme a trabajar para cumplirle en tiempo récord en agradecimiento por su confianza.

Entré como una tromba, prendí la cocina, el horno y la arrocera sin siquiera haber soltado el morral con mis zapatos, mat, música, etc.  Con la misma, saqué a Toffee al jardín para servirle su almuerzo.  Regresé a la cocina para asegurarme que las cosas de la cocina no se estuvieran quemando, pero la cocina estaba muerta!  El radio estaba en silencio; me tomó unos cuantos segundos entender que se había ido la luz.  Desconecté frenéticamente todo, ya que en una oscurana anterior, la corriente al volver me quemó 2 radios, un módem y un breaker.  Ya el sábado 30 de abril había habido dos mini-cortes de cerca de 30 minutos cada uno por lo que luego de tuitear que estaba #sinluz en Altamira me senté a esperar pacientemente.  El celular amablemente me indicó que no tenía señal wifi, lo desactivé y la señal pasaba de 4G a E y vuelta a 4G, 3g, 3G, E en cuestión de segundos por lo que pensé que Guri había colapsado finalmente. 

Pasaron los minutos, las horas y los DÍAS para terminar estando sin luz aproximadamente 106 (ciento seis) horas, es decir más de 4 días completos desde el lunes 02 a la 1 pm hasta quién sabe qué hora de la madrugada de hoy 07 de mayo.  Les confieso que para una persona hiperconectada y totalmente 2.0 como yo, esta es una de las peores pruebas que me ha tocado vivir.

En mi casa TODO es eléctrico: la cocina, la bomba hidroneumática, etc.  De modo que a la falta de luz se sumó rápidamente la falta de agua, ya que al agotarse el agua abajo, arriba no quedaba sino un ruidito como un gorgojeo del aire pasando por la tubería.  Arrancó entonces la operación ToboCapital: del único chorro del jardín con agua directa de la calle llenamos los 2 tobos que tenemos (uno tiene una fuga de agua, por cierto) y 4 botellas de Coca-Cola Light vacías.  Busqué las velas, las preparé para que estuvieran listas en caso de que todavía en la noche no tuviéramos luz...  Por supuesto el celular se chupó la batería en nada de tiempo, puesto que él, viniendo del primer mundo, no está acostumbrado a esa inestabilidad de señal.

Alfonso pasó toda esa primera noche dándole al switche de la luz, pero nada.  Amanecimos el martes, todavía con la esperanza de que en cualquier momento volviera la luz, pero no.  La noche del martes conectamos la manguera al chorro del jardín y valiéndonos de un pabilo la subimos hasta la ventana del baño y nos pudimos bañar (con manguera) en la ducha.  Esa misma operación la repetimos el miércoles en la noche.  El jueves nos quedamos sin bañar porque tuvimos que salir y cuando volvimos ya estaba todo demasiado oscuro para hacer la conexión de la manguera.

Pero lo mejor de todo fue ayer viernes.  Como a eso de las 9 de la mañana, sintiéndome absolutamente miserable decidí bañarme en el jardín con la manguera pequeña.  ¡Qué experiencia tan maravillosa!  ¡Totalmente hedonista!  Rodeada de verdor, sentada en un murito de piedras y bajo la mirada atenta y escrutadora de una guacharaca ¡me di el baño de mi vida!  Si la vida te da limones, haz limonada!  Ya tenemos luz, pero de ahora en adelante voy a hacer de mis baños en el jardín un ritual.  Es el antídoto perfecto a tanta patria y tanta miseria.  Descubrí que con las horas, la oscurana ya no es sólo física, se hace también mental y sólo te quedas sentado viendo al infinito totalmente desconectado de todo lo que te rodea. 

El murito de piedra y la manguera para mi baño hedonista
Mi vista desde el baño!














Me pasaban por la cabeza mil tuits que podría haber escrito, pero que por miedo a quedarme sin pila de nuevo se me quedaban en la punta de los dedos.  Me martillaba la angustia de la traducción sin hacer.  Me preguntaba aterrada qué pasaría cuando volviera la luz y mi casa que es una anciana venerable recibiera de golpe la corriente y las aguas volvieran a correr por las tuberías.  Esta semana dormí poco y mal.  Estaba aterrorizada de constatar en carne propia lo que es el horror de vivir en esta “patria bonita” a merced de que alguien se apiadara de nosotros y nos arreglara la avería.  Las excusas o razones que daba CorToelec eran insólitas, por decir lo menos: “se necesita una bomba de achique; ya tenemos la bomba, pero nos falta una grúa; se necesita una unidad “Vactor” y solamente hay dos (nunca me atreví a preguntar si sólo habían dos en TODA Venezuela o en la región capital, nada más); no tenemos cuadrillas; no han llegado los materiales, no tenemos vehículo para transportar a la cuadrilla y los materiales (me he debido ofrecer a buscar la cuadrilla y los materiales); hay varios reclamos delante del suyo; hay otras regiones dentro del municipio sin luz”.  No me quiero NI imaginar qué pasaría si viviéramos un desastre natural como el huracán Katrina o el terremoto de Ecuador o el de Japón.  Las personas que atienden en CorToelec son de dos tipos: pensantes y robots.  Las pensantes al menos hacen creer que están averiguando qué pasa y algunas hasta muestran signos de piedad.  Las robots sólo leen una cartilla y se desprograman si les preguntas si alguna vez han estado 72, 80 o 90 horas sin luz: se vuelven un amasijo balbuceante que busca frenéticamente en la cartilla la respuesta correcta hasta que dicen “error 404” y cuelgan.

Les paso algunos tips de lo que deben hacer en caso de una oscurana prolongada como la que vivimos:

·           Desenchufen TODO, apaguen el hidroneumático.
·           Bajen todos los breakers.  Si se preguntan cómo van a saber cuándo llegue la luz, seguramente habrá alguna luz en la calle que les de una idea.
·           Llenen tobos y cualquier recipiente de agua.  Aprovechen que todavía las tuberías tienen algo de agua.
·           Si la nevera está en perfecto estado, la comida se mantiene congelada hasta 48 horas.  Luego de ese tiempo, se puede prolongar el frío colocando una bolsa de hielo en el freezer.  Ni se molesten en poner bolsas de hielo abajo, el frío baja, no sube.  Si quieren pueden poner algo de hielo abajo, pero el grueso debe estar arriba (o donde tengan el freezer).  Calculen una bolsa de hielo por día.
·           Es importante un cargador de batería para el carro.  Yo tenía que ir a casa de una amiga a dejar el celular cargando y me quedaba toda la mañana o toda la tarde desconectada.
·           Tengan un radio a pilas a mano.  Reconforta poder escuchar que en otras partes la vida transcurre normalmente.
·           Traten de mantener el orden normal de las cosas:  sirvan desayuno, almuerzo y cena en la mesa puesta con su mantel, sus platos y vasos, así lo que vayan a comer sean cachitos o pizza.  Acuéstense y levántense a la hora acostumbrada y sigan su vida como si nada.  De ese modo habrá algo “normal” dentro de la anormalidad general.
·           Tengan velas (muchas) y un encendedor/yesquero.  Alrededor de un paquete de velas medianas (4 ó 5 por paquete) por día.  Las velas se consumen increíblemente rápido.
·           Una linternita pequeña de esas tipo llavero resulta muy práctica.
·           Tengan palitos de incienso de Citronella para espantar los mosquitos.
·           Es una buena idea preparar un kit con las velas, el yesquero, la linterna, los palitos de incienso y el cargador para el carro como si se tratara de un kit de primeros auxilios y pónganlo en un sitio de fácil acceso.  De ese modo podrán tenerlo a mano, sobre todo si la oscurana se presenta cuando no haya luz del día.

NO SE DEJEN APAGAR!

Desde aquí quiero agradecer públicamente a todas las personas que me brindaron su solidaridad y que gentilmente pusieron sus baños, casas y cocinas a mi orden.  ¡Muchas gracias!


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