Los escorpiones
no somos muy dados a celebrar el cumpleaños.
Creo que es porque nos hacemos todo tipo de expectativas que son
imposibles de cumplir por lo que preferimos que ese día pase por debajo de la
mesa, sin hacer mucho ruido.
Pero este es un
cumpleaños especial. No todos los días
se cumplen 60 (S-E-S-E-N-T-A) años!
No me puedo
quejar! En realidad, sigo siendo la
misma. Le sigo haciendo morisquetas a la
gente a sus espaldas, me fascinan los animales y escucho música (rock, por
supuesto) a todo volumen. Por cierto, es
mentira que si oyes música muy duro te quedas sordo (ya lo comprobé). También es mentira que si te das duro en la
nariz se te pone como una papa. Es tranquilizador
saber que todas esas cosas sólo son mitos urbanos.
Igualmente, todavía me sirve la ropa de cuando tenía
18 (la de años anteriores la boté hace tiempo, pero seguro también me sirve). Me doblo como un papel y pongo el torso sobre
las piernas sin mayor aspaviento, me abro en split como una patilla y tengo
abdominales definidos, de modo que también derrumbo el mito de que la gente
vieja es gorda y amorfa.
Sí, tengo mis canas, pero las tomo con mucha filosofía, ya que cada cana
representa una lección de vida que espero haber aprendido y como decía mi papá:
“Tiempla el cuero que se arruga que la cana no es vejez”! Tal vez por eso no me termino de decidir a pintarme el pelo.
Con los años he aprendido a separar la gente que vale la pena de la que no
y a alejarme sin ruido de las personas que me dañan o que no me obligan
a ser mejor ser humano. Sé exactamente
lo que quiero, cómo lo quiero, cuándo, dónde y con quién. Ando libre, no le debo nada a nadie y mis
actos están regidos por mi consciencia y no por lo que piense alguien. Puedo verme en el espejo todos los días para
ponerme los lentes de contacto sin bajar la mirada y sin avergonzarme de mis
actos.
De modo que, en resumen, bienvenidos los 60! Reto a cualquiera que sea más joven a
seguirme el paso (muajajá!).
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