Para nadie es un secreto que soy
absolutamente vana y vacía de cerebro – cerebrovácua – para ponerle un nombre
elegante y que mi interés por la moda y las tendencias va más allá de lo
normalmente sano. Es así que, como parte
de mi programa personal de mejoramiento, de vez en cuando me meto en Coursera y
tomo algún curso que eleve mi conocimiento.
He tomado cursos de aprendizaje electrónico y cultura digital, historia
de internet y seguridad, tendencias culinarias, fotografía histórica, con sus
respetivos certificados y mi última incursión es un curso dictado por un
instituto italiano sobre Moda y Lujo. Como
parte de las actividades recomendadas, en el curso sugieren que se eche una
buena mirada a la moda imperante en la ciudad donde se habita para detectar la forma en que los habitantes adoptan las tendencias de la moda internacional.
Al principio, la actividad me causó mucha
gracia, ya que en un país donde se requieren 682.39[1]
bolívares para comprar un dólar americano es bien difícil conseguir algo que
esté verdaderamente a la moda o que marque “tendencia”, puesto que las tiendas
de ropa que frecuento están abarrotadas de ropa china atemporal y de muy mala
calidad; esas cosas que en eBay cuestan US$1 o menos y que normalmente venden
por docenas. Olvídate de colores de moda o largos de falda que se lleven para la temporada y mucho menos de cortes de pantalón: a la cadera, a la cintura, campana o lo que sea!
No obstante, luego de ver detalladamente a
mis conciudadanas, comencé a darme cuenta que sí había una moda, una tendencia,
un “look” muy particular: el bachaquera’s look.
Para este estilo se requiere tener como 30 kilos de sobrepeso o tener
como 12 meses de embarazo, usar franelas de tiritas o sin mangas con el sostén claramente
visible y preferiblemente de color contrastante, leggings al tobillo o a media
pierna que resalten todos los chichones y huecos de la celulitis, zapatos de
goma y una cartera “crossbody”. Cabe
mencionar que la talla de las prendas de vestir debe ser como 5 veces inferior
a la que la usuaria debería ponerse, todo con el objetivo de marcar bien los
rollitos, “lovehandles”, “muffin tops” y demás excesos cárnicos. El accesorio “de rigueur” es un saco enorme
del que sobresalgan paquetes de harina PAN, pañales o papel toilette (mientras
más escaso el producto, más chic).
Si le preguntase a una de estas modelos
cómo se llama, probablemente me respondería algo así como Winckelleixismar o
Yurikarenleixis lo cual la marcaría irremediablemente como parte de ese
gentilicio que se conoce aquí como el hombre nuevo o mujer nueva. Este ser tiene una fisonomía muy distinta a
la del resto de los venezolanos y su comportamiento es muy diferente: agresivo,
maleducado y ordinario.
Creo que el problema en Venezuela es que
fuimos invadidos por esta nueva casta, venida de quién sabe dónde y que ocupa
todos los espacios parándose en colas desordenadas en cualquier esquina sin otra razón que "me avisaron que aquí iban a dar cafe, leche, azúcar, pañales, papel toilette, shampoo, afeiadoras, jabón de olor" o cualquier otro producto escaso.
[1] Tasa de cambio
del dólar negro para el 28/07/15 a las 3:00 pm.
No se garantiza que al momento de leer esta entrada ese siga siendo el
precio
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