martes, 14 de abril de 2015

17520 horas de desesperanza

Hoy es 14 de abril del 2015.  Hace exactamente 2 años, toda Venezuela fue a elecciones presidenciales para elegir al sucesor de Hugo Chávez, fallecido el 30 de diciembre del 2012, aunque el régimen insista que fue el 05 de marzo del 2013.

Había 2 candidatos, por una parte Nicolás Maduro, con tercer año de bachillerato y chofer de Metrobús, cuyo mérito era haber sido mencionado por Chávez en una cadena donde se despidió del país el 08 de diciembre del 2012.  El otro era Henrique Capriles, abogado, con una larga trayectoria política en el país y con muchas ganas de llevar a Venezuela por la vía del progreso y el desarrollo.

Nunca sabremos cómo fue la trampa, lo que sí sabemos es que a Venezuela le robaron la elección y Nicolás quedó como presidente, aun cuando sus credenciales no le darían derecho a siquiera ser presidente de una junta de condominio.

Si el mandato de Chávez fue funesto para Venezuela y sentó las bases para el horror que vivimos hoy, los 730 días (17520 horas) de Nicolás han sido un infierno que, para los que tenemos memoria de un país anterior, resulta incomprensible.  Menciono las horas de mandato de Nicolás porque durante cada una de ellas hemos sido sometidos a humillaciones y vejámenes que, creo, nunca se habían vivido en esta tierra de gracia.

A la escasez  y las colas ya mencionadas en un post anterior se suma no poder adquirir productos básicos porque: “no te toca porque tu número de cédula termina en 8 y sólo puedes comprar los viernes”, dicho con mucha saña por un Guardia Nacional que está gozando un puyero con tu cara de puchero.  La primera y única vez que me humillaron así, silenciosamente me fui a mi carro y me guindé a llorar a gritos, cosa muy extraña en mí porque soy muy dura para llorar.

Ahora le tocó el turno al muy magro “cupo” de dólares para viajar y comprar por Internet.  El cupo viajero fue reducido en un 70% y el electrónico (US$300,00) lo fraccionaron en 3 partes que sólo pueden ser usadas cada cuatro meses, es decir US$ 100,00 cada 4 meses.  Como guinda sobre el helado, sólo se pueden utilizar las tarjetas de crédito emitidas por la banca pública para tramitar los cupos y  ya ésta anunció que no tiene plástico para fabricar las tarjetas.  Es decir, si no tienes una tarjeta de crédito de la banca pública, debes correr a sacar una, pero esperar tres o más meses a que te den la tarjeta para luego comenzar a tramitar el cupo.  Todo porque durante todos estos años esta gente ha robado sin pena ni vergüenza, amasando fortunas cuyos ceros no caben en una calculadora de bolsillo y que en el exterior han encendido las alarmas por sus implicaciones en lavado de dinero (o blanqueo de capitales para decirlo elegantemente) y droga.  Los pobres venezolanos que todavía apostamos por Venezuela debemos pagar ese dinero robado con más restricciones y humillaciones aún más denigrantes.

Si ese dinero robado se hubiese invertido aquí, seríamos un país si no de primer mundo, muy cercano a ese ideal con hospitales que funcionaran y una sólida infraestructura industrial que permitiera abastecernos de alimentos e insumos.  

Los culpables de esta debacle están libres y felices, viviendo una vida sin limitaciones o restricciones y muertos de risa pensando que se burlaron de un país que aunque los vió nacer nunca consideraron propio.

Estas 17520 horas del régimen de Nicolás han sido amargas, tristes y desesperanzadoras y cada minuto que pasa significa una destrucción que tardará décadas de reconstrucción.


¿Lo peor?  Cuando Nicolás ganó hace dos años en aquel abril, el consenso era que “no llega a diciembre”…

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