En
Venezuela no nos aburrimos nunca. Todos
los días pasan cosas y, a veces, la velocidad de sucesión de eventos es tal que
nosotros, los pobres venezolanos, nos sentimos abrumados ante tanta cosa. Como dice Alicia en el País de las
Maravillas: “podemos pensar en seis cosas imposibles antes del desayuno” y
probablemente, sucedan.
Hoy
amanecimos con esta perla:
Es decir,
que a la brutalidad manifiesta de los cuerpos represivos del estado que
documenté en este mismo blog el año pasado, se suma ahora la licencia expresa
de utilizar “armas mortales” contra los que protesten. Que un individuo de la GNB o PNB cuyo
criterio es escaso o nulo tenga permiso de disparar alegremente contra
manifestantes es GRAVE, por decir lo menos.
He estado
en un sinfín de marchas, concentraciones y protestas y doy fe que en el grupo
variopinto de manifestantes hay personas de la sexta edad – hasta gente en
silla de ruedas –, perros, bebés, etc. Eso significa que si a un soldadito de esos le
caes mal, pues te meterá tu pepazo y quedarás como una estadística más en un
charco de sangre. Porque serán brutos,
pero tienen buena puntería, ¡eso si!
Pensar que la GNB y miembros de otros cuerpos represivos se nieguen a una orden tan sangrienta es naive, ya que a punta de carros último modelo y aumentos de sueldo, los tienen compraditos y calladitos.
Ahora sí,
no me queda otro remedio que declarar que en Venezuela tenemos una dictadura
sangrienta dispuesta a todo con tal de quedarse en el poder.
Para
continuar con las invocaciones al Altísimo: ¡Que Dios se apiade de nosotros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario